EL PASADO ES UN OBJETO NO IDENTIFICADO 

No parece casualidad que la nueva película de Luis López Carrasco se titule Aliens, y que sin embargo, apenas tenga relación con la película que un podría esperar con ese título: no es (al menos en apariencia) una película de ciencia-ficción, y los únicos habitantes del espacio que aparecen son los que la protagonista, Tesa Arranz, la corista del grupo español Zombies, ha dibujado de forma compulsiva los últimos años. Retratos alucinados de personajes inexistentes que componen la parte visual del trabajo de López Carrasco: uno tras otro, en un desfilar constante, Aliens va mostrando los innumerables rostros extraterrestres con los que Tesa se hace acompañar en su retiro valenciano. Pero es obvio que, tratándose de López Carrasco la referencia aliénigena va mucho más allá de la pura filmación de los extraterrestres, o de la propia condición de outsider de la protagonista, hoy, y también en el momento álgido de su carrera, allá por los años 80, cuando en plena movida cultural en la España de los primeros años de la democracia. Estrenada en la sección Signs of Life de la ultima edición del Festival de Locarno, donde ya presentara El Futuro, su primer largometraje en solitario, Aliens termina por cobrar sentido sin embargo como una verdadera película de ciencia ficción en la misma dirección en la que trabajan las buenas películas de ciencia ficción: como metáforas o espejos deformantes de la realidad. Si en El Futuro López Carrasco ensayaba una suerte flash-back-fast-forward por toda la historia de la Transición española, condensada en una larga noche de alcohol, política, desfase y drogas, en Aliens el ejercicio de extrañamiento opera de otra forma: el relato de la protagonista, hecho de recuerdos, poemas y diarios, se termina erigiendo como una suerte de contra-relato de la historia oficial de aquellos años, que de alguna forma es la idea que vertebra todos los trabajos de Luis López Carrasco. Un retrato de un personaje completamente fuera de lugar que, a través de sus recuerdos, nos descoloca también como espectadores en relación a la historia reciente de España. No se trata de reescribir el pasado y ajustar cuentas, sino de ampliar el campo de la historia, ayudando al menos a repensar, releer, o recapacitar sobre qué fuimos como país y qué somos ahora, y cómo esas dos cosas están íntimamente conectadas. En Aliens los alienígenas somos nosotros, los espectadores del hoy en día, que observamos con absoluta extrañeza la vida de la protagonista, que parece impensable en la España de hoy en día. Apenas han pasado treinta años y el país, la cultura, la mentalidad, el contexto y la política son tan profundamente distintos que una de las dos imágenes, la real o la del espejo, ha de ser necesariamente un relato de ciencia-ficción.

Sin ser puramente un trabajo politico, Aliens tiene algo de relato desmitificador, y a la vez profundamente humano y desgarrador, sobre una época y unas vidas de las que no todos salieron indemnes. En una entrevista concedida a la revista española Fotogramas, Luis López Carrasco explicaba la manera en la que él entiende como mirada outsider sobre una época que sigue marcada a fuego en el imaginario cultural, económico y politico español como una suerte de paraíso dorado: “A mí me interesa mucho que en el cortometraje que la Movida se muestre como algo accesorio en el relato personal de Tesa, es como si ese paisaje recobrara una dimensión más manejable. La mirada outsider de Tesa (y de muchos de los retratados por Germán Pose) es valiosa porque favorece una mirada menos complaciente e indulgente de la década de los 80. Y eso siempre es higiénico”^[1]. Así, contradiciendo lo que afirma este texto al comienzo, Aliens termina por ser, sí, una película de ciencia-ficción con extraterrestres, con la salvedad de que son los espectadores quienes parecen estar fuera de lugar, observando una realidad que no consiguen entender, un torrente de información, tan divertido como enternecedor, dramático e iconoclasta. Las imágenes, filmadas en Hi-8, parecen venir así de una galaxia lejana, un país que nunca existió en la forma en la que lo recogen los libros de Historia, y que todos hemos convenido en llamar España.